"Es preferible portarse bien, pero portarse mal no es lo más
grave. Lo más grave es no ser consciente de ello.
Aquel que es incapaz de ver que ha actuado mal, acaba sumergido
en contradicciones inextricables. Encuentra fracasos, es
rechazado por los demás y no comprende el porqué: creía que
era irreprochable, estaba convencido que los otros lo
aprobarían, y que incluso lo admirarían. Está preocupado por
lo que le pasa, se imagina que el mundo entero se alía en contra
de él, lo cual influencia muy negativamente sus pensamientos y
sus sentimientos: se revela, y en esta rebelión pierde su luz,
pierde su amor. Todo ello porque se niega a admitir que no ha
conseguido conciliar sus actos con su ideal. "